El uno de Boca se entrena desde el día de ayer en Casa Amarilla y en una entrevista al diario Olé, cuenta su bronca por la lesión y los cuestionamientos, motivo por el que lo llevó a tomar esta decisión de empesar a prepararse antes que sus compañeros.
-¿Qué análisis hacés de esto que pasó? En un momento eras el arquero de la Selección y después, el culpable de los goles que les hacían.
-Uno a veces no sabe cómo tomar las críticas. Pero en realidad, son parte del fútbol y también guardan relación con el modo de vida de la sociedad de nuestro país. Los argentinos, cuando te va bien, te ponen allá arriba, pero cuando atravesás un momento no tan bueno las críticas pasan a ser muy malas. No existe el término medio.
-Menos todavía cuando el arco que cuidás es de Boca. Hay otra exigencia, otra responsabilidad.
-Seguro. En Boca se sobredimensiona todo. Desde una atajada a un error. Una va para arriba y la otra para abajo, pero bien arriba y bien abajo. Lo que sucede con Boca no pasa en ningún otro lado. En la buena sos el doble de mejor y cuando te tocan las malas, todo lo contrario.
-¿Pudiste reflexionar acerca de tu rendimiento, de lo que pasó para que en algunos partidos cometieras errores?
-Soy una persona que no cree en la suerte. Creo en los rendimientos, en los objetivos que uno se propone. Todo el mundo sabe que un error de un arquero, una equivocación, termina en gol. Creo que los mismos errores que tuve en el último semestre también los he tenido en otros momentos en Boca. Pero uno tiene la obligación de transformarlos en algo bueno. No hay que olvidarse de todo lo que logré con esta camiseta. La idea es arrancar este nuevo semestre con la idea firme de ir en busca de objetivos grandes, acordes a la historia del club. En definitiva, uno en esta profesión trabaja todos los días para que le vaya bien.
-Uno a veces no sabe cómo tomar las críticas. Pero en realidad, son parte del fútbol y también guardan relación con el modo de vida de la sociedad de nuestro país. Los argentinos, cuando te va bien, te ponen allá arriba, pero cuando atravesás un momento no tan bueno las críticas pasan a ser muy malas. No existe el término medio.
-Menos todavía cuando el arco que cuidás es de Boca. Hay otra exigencia, otra responsabilidad.
-Seguro. En Boca se sobredimensiona todo. Desde una atajada a un error. Una va para arriba y la otra para abajo, pero bien arriba y bien abajo. Lo que sucede con Boca no pasa en ningún otro lado. En la buena sos el doble de mejor y cuando te tocan las malas, todo lo contrario.
-¿Pudiste reflexionar acerca de tu rendimiento, de lo que pasó para que en algunos partidos cometieras errores?
-Soy una persona que no cree en la suerte. Creo en los rendimientos, en los objetivos que uno se propone. Todo el mundo sabe que un error de un arquero, una equivocación, termina en gol. Creo que los mismos errores que tuve en el último semestre también los he tenido en otros momentos en Boca. Pero uno tiene la obligación de transformarlos en algo bueno. No hay que olvidarse de todo lo que logré con esta camiseta. La idea es arrancar este nuevo semestre con la idea firme de ir en busca de objetivos grandes, acordes a la historia del club. En definitiva, uno en esta profesión trabaja todos los días para que le vaya bien.
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