Roberto Mouzo

Nació el 8 de enero de 1953 en Avellaneda. Es el futbolista que más partidos jugó en la historia de Boca. También trabajó como técnico en las inferiores.

La vida de Mouzo es Boca. Una carrera que cruzó generaciones, acumuló exitos y rompió estadísticas. No hay otra posibilidad después de 425 partidos. Desde su debut en el 71 con inexpertos 18 años hasta su oscura e injusta salida en el 84. “Yo me hubiese muerto defendiendo estos colores”, dice Roberto.

Siempre dejó la vida en la cancha y en cada entrenamiento. “A los 29 años me decían: ´pare de entrenarse, Roberto´. Yo ya no tenía 20 años”, recuerda.

Existen en la historia futbolística de este guerrero varios hitos, hechos que lo elevaron a la estatura de ídolo: el gol a River en la Copa Libertadores 77, la brillante marcación a Luque en la final del 76 y el primer penal que metió en la definición ante Cruzeiro, en la primera Libertadores para el club con Juan Carlos Lorenzo.

La capacidad para renacer fue otra virtud de un boquense auténtico. Se bancó que Rattin

lo relegara, pero al año llegó Maradona. “Uno de los gustos que me di en Boca fue jugar con Diego. Cuando él llegó, yo era el capitán. Marzolini me pidió que le diera la cinta par darle confianza”, revela. El 10 siempre lo respetó.

Su final en el club fue el final de varios héroes. No se fue con la Bombonera llena dispuesta a despedir al jugador que más partidos había disputado con esa camiseta. Se fue por la puerta de atrás con un conflicto nunca aclarado por los dirigentes. Recaló en Estudiantes de Río cuarto para el Nacional 85 y le tocó enfrentar a Boca. La corrección histórica ya estaba en marcha. Lejos de La Boca, la rompió y empataron 1-1. En el partido de vuelta, en cancha de Huracán, Roberto no pudo evitar la goleada de 7 a 1. El gol de los cordobeses lo hizo Mouzo. La música de la hinchada le dio la ovación y la despedida que se merecía.

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